martes, 17 de abril de 2012

Capítulo 2 - Ella


Capítulo 2
Ella.
Aarón
Y el oso con cabeza roja cayo derramando su líquido color ámbar por la mesa.
—Lo siento —Andrew recogió al osito que contenía el jarabe de maple y volvió a su meticuloso trabajo de llenarlo-hasta-sufrir-un-paro-cardiaco-seguro.

Yo mire los hotcakes que estaban postrados frente a mí, con su aspecto esponjoso  y perfectamente circular parecían llamarme y tener pegados en ellos una etiqueta que dijese: Cómeme. Sin embargo no lo hice, había algo en mi cabeza mucho más poderoso para poder quitarme el apetito.

Ella. La chica de peluca color rosa que huyo sin más después de atracar a Hank Duke, aquella chica con los ojos de color azul zafiro, pero en su mirada solo había un profundo abismo, oscuro y vidrioso.
El golpe del osito me saco de mi burbuja y me levante sin desayunar de la mesa.

—La tía Cristhine se va a molestar si no desayunas Gabe —advirtió Andrew con la boca llena.

—Soy Aarón —conteste un poco molesto. Andrew era mi primo y se había venido a vivir acá con nosotros después de que sus padres se divorciaran.

—Sí, lo sé —respondió con cinismo. Andrew era insoportable, siempre que contestaba con una sonrisa irónica enmarcado su rostro de modelo me daban ganas de darle un buen puñetazo.

Respire hondo y tome mi mochila, camine hacia la puerta y cogí las llaves del viejo Volkswagen del 68 que conducía, me coloque la sudadera gris a rayas negras y entonces comenzó a llover.

Las gotas repiqueteaban sobre el auto haciendo chasquidos, cuando subí las ventanillas y me encerré el calor de mi auto, tome el reproductor mp3 y le conecte a las bocinas. Sweet Disposition sonaba mientras mi auto se ponía en marcha.
 Jade

Ir al colegio era una mierda, así de simple. EL estúpido uniforme que nos hacían usar estaba más cutre que nada, y por si no fuera ya de por si malo, las horrendas calcetas de color azul marino que tenía que ponerme me daban aspecto de niña-no-rompo-un-plato. 

Alise mi cabello y me delinee los ojos para que resaltaran, una vez hecho todo aquello salí como un rayo, iba a llegar tarde como siempre.

El colegio Saint Trinity, estaba conformado por los hijos de los hijos de los hijos de la gente del pueblito de New Hope, generaciones de bastarditos que se daban golpes en el pecho pasaban por las puertas de uno de los colegios más estrictos en toda Massachusetts.

¿Y cómo cojones yo había ingresado? Fácil, contactos de mi madre –por no decir mamadas de mi madre–, aquella mole de estilo victoriana jacobino se alzaba impetuosa e insolente, lo que antes fuese un convento para monjas hoy en día era mi cárcel personal.

*
El laboratorio de química era lo peor de todo, vale nada que tuviese que ver con reacciones químicas me interesaba, ver cosas que pasaban del verde al rosa e inversa no era lo más divertido. Mientras mis compañeros hacían varios: Mierda porque no me sale y otros se regodeaban por haber terminado perfectamente el experimento.

Yo jugueteaba con mi boli, haciendo espirales en la libreta una y otra vez.

El profesor Rite, estaba afuera hablando por celular con quien sabe quién y los alumnos seguían continuando con sus actividades.

—Les presento a un nuevo compañero —el profesor Rite y esa voz tan extraña que tenía irrumpieron mi concentración y mi último espiral se retorció más de lo debido. 

Cuando todos los ahí presentes dirigieron su atención a Rite, pude oír los murmullos y chillidos por parte de mis compañeras. Varios: Yo si le daba es escucharon y los chicos no tardaron en soltar risotadas y hacer que las señoritas se sonrojaran como si les preguntaran si seguían siendo vírgenes.

Pero tampoco podía negarlo, aquel chico era condenadamente sensual.
Aarón

Mi primo estaba parado gustoso de recibir toda la atención por parte de su público, mantenía esa estúpida sonrisa en su rostro de igual manera que en el desayuno. En aquel instante sentí unos celos tremendos, incluso Shannon, mi novia parecía una cabra a medio morir mientras la baba se le caía.

—Nunca me dijiste que tú primo fuese tan…guapo —soltó Charice, la amiga de Shannon.

Hice una mueca de desagrado y ella frunció los labios. Charice si de por si no me agradaba en lo absoluto, que tratara de usarme para ver si podía ligarse a mi primo me saco de mis casillas. Me quede paralizado en mi asiento, mostrando una cara más simple, sin demostrar atisbo alguno de emociones.

Pero simplemente yo no era bueno fingiendo.
Decidí mirar en varias direcciones, apartar mi mente de la aparición de mi primo.

—Sean amables con él y traten de que su estancia en Saint Trinity sea la mejor, como bien saben la fama de este instituto es muy reconocida en todo el estado.

Y más bla, bla, bla.

El profesor Rite le asigno su asiento junto a una muchacha pálida, de cabello castaño oscuro y con ondulaciones, ella lo miro y…
No era posible, esos ojos, esos que me habían trastornado toda la noche, la mañana y ahora.

Era ella, la chica de la peluca rosada, la de la Beretta.
Observe como le sonreía a mi primo y un calor recorrió la punta de mis dedos subiendo por mi cuerpo y sentí como mis manos temblaban.

¿Por qué nunca antes la había notado?

Y lo peor era que estaba sentada junto a aquel casanova.

*
Dos dagas clavadas, eso parecían mis ojos, dos dagas clavadas en su espalda. Me removí en mi asiento, tantos años pasados en aquel pueblecillo y no tenía idea de quien era.  El aire era frío y el olor de tierra mojada comenzaba a impregnarse en él. 

En cuanto la chicharra sonó salí rápido del aula, no podía soportar estar ahí. En cuanto disipe quien era ella, una correa metálica imaginaria me arrastro. 

Aquel sentimiento que salía por primera vez en mí, me aterro. Era un cobarde, pero como enfrentar lo que no conoces, continúe por el largo pasillo y llegue a mi taquilla, con un rápido movimiento la abrí, saque y metí libros a mi mochila y la cerré estruendosamente.

Solo es curiosidad, me repetí un montón de veces en mi fuero interno. Curiosidad por saber la razón por el cual había atracado a Hank Duke, por el cual no me había disparado cuando había tenido la oportunidad.

El aula de literatura me esperaba y entre sin más, como siempre, a otra clase.

*
Jade

Sabía quién era.

Un temor me atenazo el estómago durante toda la jornada estudiantil, fingí estar de lo mejor durante el almuerzo pero no lo conseguí, Sadiets parecía leer dentro de mí. Y como supuse me acribillo con un interrogatorio.

—Solo deja que vea a Drake, ese gilipollas cabrón —comenzó—, ya va a ver lo que lo hare, como se le ocurrió hacerte eso.

Sadiets me abrazo y me dio un beso suave en los labios, si, ella era mi novia.

Y no, no es que yo fuera una de esas adolescentes que quieren atraer la atención jugando con su orientación sexual, en absoluto, yo lo había hecho para protegerla.

Cuando Sadiets  me confeso que le gustaba una chica no me altero para nada, era mi amiga desde quinto año. Su padre el pastor del pueblo había hecho tremendo zafarrancho al enterarse de lo que a su única hija le gustaba.

Recordaba muy bien ese día, cuando Sadiets le confesaría su amor a Shannon Covent, mis preocupaciones estaban a flor de piel, todos sabían que Shannon era una maldita bastarda mal parida y no, no es que me cayera mal, bueno si, pero porque humillo a mi mejor amiga—ahora novia—, como le miro aquella vez con desdén y superioridad, y no lo pude soportar más.

Le grite a Shannon y la insulte, recuerdo muy bien mis palabras:

— ¿Acaso te crees mejor que ella?, Sadiets es la mejor persona en el mundo, algo que tu ni siquiera podrás ser en toda tu puñetera vida, y si no aprecias sus sentimientos, creo que tú queridísima perra no tienes corazón.

Shannon estaba en shock, al igual que todos los alumnos que contemplaban el espectáculo, tome a Sadiets de la mano y le plante un beso en los labios. Después de eso nos habíamos hecho novias, pero yo sentía más necesidad de protegerla que de quererla como una pareja.  Y me gane una cita personal y a solas con el director, por haber alterado el orden público en el colegio.

Mi pequeña y pelirroja novia era muy frágil, todos se comportaban como la escoria con ella, rechazándola, apartándola y Sadiets era muy emocional. Durante varios meses se la paso llorando en secreto. Y eso me hacía retorcer las tripas, me sentía tan culpable de no poder hacer nada.

—No te preocupes, yo misma lo castrare—dije volviendo a la realidad. Sadiets se rio y tomo un poco de Arizona

Yo reí también, y tome de su botella. Estar con Sadiets era tranquilizador en más de un millón de aspectos,  pero en aquel momento ni la presencia de Sad, me ayudaba.
Podía sentirlo, inclusive olerlo.

Sacudí la cabeza de manera discreta, eres una paranoica, me dije, tome algo de chocolatines de una bolsita que Sadiets siempre llevaba y me los metí de un tirón a la boca.

Cuando el chico nuevo se sentó junto a mí, me dedico una sonrisa picante y en cuanto su boca se volvió una línea recta, el cosquilleo de que alguien me observaba se encendió de inmediato.

Yo era buena disimulando, así que por el rabillo del ojo busque a mi “cazador” y el corazón casi se me sale del pecho cuando le divise ahí sentado, a tres bancas de mi junto a la rubia de Shannon con los brazos cruzados sobre el pecho y el ceño tan fruncido que su perfecta frente se veía extraña, no lucia su uniforme de Baseball, pero con cualquier ropa se veía condenadamente seductor.

Quise olvidar esos recuerdos, lo más probable es que si descubría quien era yo –lo más probable era que para ahora ya lo supiese-, no me sorprendería ver las patrullas afuera del instituto.
Aarón

Era un marica, estaba ahí como un pardillo sentado en mi mesa junto a Shannon y el sequito que solía acompañarnos. Después de que mi hermano Jasón dejara el instituto para ir a la universidad yo tenía que cuidar su puesto. Sí, y era algo que me encantaba tantoooo…, contemple a coloradita, así la nombre, ya que bueno no tenía idea de quien era.



La seguí mirando, simplemente no tenía la fuerza suficiente para despegar mis ojos de su cuerpo, era delgada, muy pálida y sus hebras castañas oscuras se ondulaban rebeldemente. Pero yo quería volver a mirar sus ojos, aquellos ojos inexpresivos.

Estaba tan embobado que cuando vi que  una chica pelirroja le plantaba n beso me descoloque y perdí la concentración, casi tirándole su soda a Shannon en la falda.

Esa chica pelirroja era mi prima; Sadiets.

Me parecía una broma de mal gusto por parte del famoso destino, mi cerebro aun trataba de procesar toda la información y algo así como una vocecita sonaba en mi cabeza: tú prima tiene a la chica que deseas.

Un momento yo no la deseaba, no, solo quería saber la verdad.
Quería conocer quién era ella. Y Sadiets me iba a tener que ayudar.




Holaaaaaaaa, les dejo el segundo capítulo y bueno, aquí con mas suspenso :O que podrá pasar ¿?
  Cassandra

2 comentarios:

  1. maldita....mira que lo vas a dejar asi u.u
    estuvo genial!!

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  2. Dios mio me quede anonadada woww genial amo el personaje de Aarón! espero el próximo capitulo ;)

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